¿Sabías que… la amatista fue durante siglos tan valiosa como el diamante?
Antes de que se descubrieran grandes yacimientos en Brasil en el siglo XVIII, la amatista era considerada una piedra preciosa rara y extremadamente valiosa, reservada para la realeza y la alta nobleza. En la antigua Grecia, se creía que protegía contra la embriaguez, y las copas de vino de los emperadores romanos estaban a veces talladas en amatista.
Pero aquí viene lo más curioso…
En la Edad Media, los obispos usaban anillos con amatistas como símbolo de su sabiduría espiritual. Incluso se dice que Catalina la Grande de Rusia tenía una colección de amatistas tan grande que algunas de sus joyas ni siquiera llegaron a usarse en vida. ¡Era una de sus piedras favoritas!
Hoy en día, aunque es más accesible, la amatista sigue conservando su aura mística y elegante. Su color violeta profundo no solo encanta a la vista, sino que se asocia con la tranquilidad, la protección y la claridad mental.